domingo, agosto 12, 2012

Abuso

No tocas absolutamente tu plato. Tienes el tenedor y el cuchillo en tus manos, te resistes a cortar la pechuga de pollo, mucho menos a tocar el tazón de frijoles que tienes  al lado. Me sorprendes que hayas pedido frijoles, pensé que hubieras pedido una ensalada, ó papas fritas, ó puré de papas ó algo más de la mano con tu ascendencia alemana-judía establecida hace cuatro generaciones en Illinois. Hablas, hablas, hablas, no paras de hablar.

Te escucho. Me cuentas que tu madre murió hace 1 año, joven, cuarenta y dos años de edad, un asesinato, el caso todavía se encuentra abierto, y te duele. Acabas de cumplir veintiuno y hace seis meses pasaste tu examen de GED lo que te ha dado una certificación de secundaria y estás, según me cuentas, listo para seguir con tu vida, tus estudios, construir un destino. Has vivido seis años en una base militar, con el último de los esposos de tu madre, un hombre manipulador, abusivo, que te quitó la expontaneidad y te robó la felicidad. Me cuentas que sufriste abuso emocional, abuso físico, y...Cortas tu comentario. Pones una hermética cortina sobre cinco años de tu vida. No sé nada de ti desde que cumpliste 17 años, no quiero insistir, no quiero saberlo...

Sigues hablando, tu abuelo tiene un doctorado en filosofía y teología. Es un predicador y autor de varios libros. Hace un año que murió y no pudiste disfrutar mucho de su optimismo y la visión positiva que él tenía del mundo y de las personas. Tu tio es ingeniero, viene de Alemania en unos dias y también tiene algunas publicaciones de las que no entiendes mucho y no puedes explicar. Me dices que va a ser interesante hablar con él y conocerlo más.

Al otro lado de la mesa veo tu pelo rubio, corto, bien peinado, tus ojos azules, tus manos gesticular en manerismos muy rígidos. Te cuesta ser tú. Tratas de impresionar como un conservador de camisa gris, sólida, pantalones estrechos, de algodón, propios para éste verano abrasador; pero tus zapatillas Nike, gastadas, sin lavar, descubren tu ser interno. Trato de imaginar la marca y el tipo de tus calzoncillos, pero, por alguna razón, tengo la idea que hoy dia has olvidado ponértelos. Realmente, lo olvidaste?

De un momento a otro, me dices: "Te conozco poco, sé quién eres, dónde trabajas. Conozco al profesional. Quiero conocer a la persona". Yo sé de tus raíces cristianas, de tus idas a la iglesia cada domingo, de tu abuelo predicador,  y te contesto: "Tomo las palabras de Pablo, 'de los pecadores, yo soy el primero'". Yo también, murmuras de regreso. Me dices que te gusta la franqueza, que no te gusta que la gente ande con rodeos.

Con franqueza y sin rodeos hacemos planes para que me visites, me llames por teléfono. Te doy mi horario de trabajo, te dejo saber mis dias libres. Dejo la pelota en tu campo. Nos toca despedir, hemos pasado casi dos horas juntos, yo hé comido la mitad de mi plato. Tu te llevas el pollo y los frijoles para casa. Nunca los tocaste.

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