lunes, octubre 08, 2012

Carta

El Reverendo Otis Moss III, de la Iglesia de Cristo Trinidad Unida, de Chicago, escribió una carta pública a pastores en los Estados Unidos. Aquí reproduzco algunas de sus palabras.

"Díganles a sus hermanos que son parte de su coalición ministerial a 'vivir su fe' y dejarse de 'legislar la fe' porque la Constitución está diseñada para proteger los derechos de todos.

Debemos ser una comunidad que no solamente se dedique a hablar de un tema sino saber que en nuestra amada comunidad no es necesario que todos estemos de acuerdo en todo, sino más bien debemos de reconocer la mano de Dios sobre toda la humanidad.

Creo que la pregunta que debemos tener en nuestras congregaciones es: ¿Deben tener todos los ciudadanos americanos los mismos derechos? Esta es una pregunta completamente diferente a la que ustedes, como pastores, han hecho: ¿Tiene la iglesia el derecho de realizar ó no realizar ciertos ritos? Hay una enorme diferencia entre derechos y ritos.

La institución del matrimonio no se encuentra bajo ataque como consecuencia de las palabras del Presidente. El matrimonio está bajo ataque hace muichos años, cuando los hombres vieron a las mujeres como su propiedad y a los niños como trofeos de poderío sexual. El matrimonio está bajo ataque por los bajos sueldos, la injusta política de impuestos, el desempleo y la falta de educación. El matrimonio está bajo ataque por los clérigos que proclaman la monogamia y piensan en tener alguna "diversión" con las mujeres que acuden a sus prédicas.

Es mi sagrado deber el apoyar a cada miembro de mi familia a quien se le negó el derecho a votar . No permitiré que ministros de mente estrecha ó políticos retrógrados se den la satisfacción de impedir que yo delinee el futuro de mis nietos.

El Presidente está llamado a proteger los derechos del judío y del gentil, del hombre y de la mujer, del joven y del viejo, del blanco y del negro, del ateo y del agnóstico. Si tratamos de salirnos con la nuestra en medio del ruido de éste debate, debemos darnos cuenta que como iglesia estamos llamados a 'hacer justicia, vivir con misericordia, y caminar humildemente con Dios.

Los homosexuales nunca han sido los enemigos, y cuando usamos la retórica para sugerir que ellos son la fuente de nuestros problemas, mentimos a Dios y causamos que las lágrimas rueden por las mejillas de Cristo".

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