Sabes que mi corazón estará contigo siempre y yo sé que el tuyo habitará siempre en mi. Te encuentras ocupado en muchas actividades personales, trabajo y estudios, además de tu compromiso personal con ella. Prácticamente estás viviendo en su casa, ésta vez con menos discusiones que antes. Con más tranquilidad, menos peleas.
Decidí no llamarte, no darte los buenos dias, ni esperar tu visita en las tardes, después de tu work out en el gimnasio, para salir a comer. Recibí tus llamadas cada vez que podías y celebraba la ocasión.
Nunca te dije que ella me llamó, hace un par de meses, que sus amigas le decían que tu eres gay y que explorara tus amistades. Me llamó para ver si yo sabía algo, y me preguntó directamente sobre tus amigos. De manera cordial, pero enérgica rechacé sus inquisiciones. Espero haberle dado seguridad.
Ayer cenamos los tres juntos, una bonita velada en su casa. Cuando me acompañaste de regreso a mi carro me dijiste en un susurro que esta semana saldremos a comer solamente los dos. Espero tu llamada
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