sábado, junio 09, 2012

Casi 35 años (II

Después que salió del país no supo de él en absoluto. Sabía por referencias de amigos comunes que se encontraba viviendo en Florida, que estaba trabajando en un hospital y que los chicos se habían acostumbrado perfectamente. Su mujer había logrado el sueño de "dejar el país insoportable" y vivir sus sueños snobs en toda la amplitud que quisiera. Lo extrañaba?, bastante. Todos le preguntaban por noticias, pero no tenía ninguna que dar, de pronto todo el estar juntos permanentemente había desaparecido como por arte de magia...negra!

Después de algunos años le llegó una tarjeta de cumpleaños con una dirección en una playa de Florida a la que respondió con otra tarjeta protocolar de Gracias y una nueva para felicitarlo en su cumpleaños al año siguiente. No hubo más correspondencia. Se conformó con saber de él a través de noticias de terceros. Supo  que su madre ya estaba viviendo en Florida, y que sus hermanos también habían mudado su residencia. Hizo lo que siempre hace para no dejar que los fantasmas de la nostalgia lo envuelvan, se puso a trabajar, 25 horas al dia, ocho dias a la semana, sin dejar respiros entre segundos. Aunque no volvió a pronunciar su nombre y su rosttro se hizo borroso en la memoria, cada pilar en su corazón llevaba tatuado su nombre y latía por él con precisión asombrosa.

Los años pasaron, las actividades profesionales se hicieron cada vez de más responsabilidad, los momentos sociales aumentaron a medida que su nombre se hiciera popular entre la gente, su servicio voluntario en un club internacional lo llevó a barriadas a establecer centros de salud, cirugías de labio leporino y lente intraocular ejecutadas por médicos extranjeros que venían en misión por algunos dias, envió a estudiantes al extranjero a estudiar por un año y esperó que al regreso ellos pudieran mover a sus comunidades a mejores espacios. Incansable en su trabajo. Su nombre creció.

En uno de sus viajes decidió encontrar su número de teléfono haciendo una búsqueda reversa usando la dirección que tenía hace años. Seguiría viviendo allí? La computadora le dió su nombre y un número de teléfono. Todo lo que necesitaba. Pulsó los números. Al otro lado, la inconfundible voz le contestó, le dijo quien era, que se encontraba en el país é inmediatamente la invitación de visitarlo no se dejó esperar. Convinieron que la llegada sería el viernes en la tarde para que pudiera irlo a recoger al aeropuerto y no importunar el trabajo. El trabajo, siempre interponiéndose en la vida de todos los seres humanos.

Comprimir la vida en minutos, imposible. Ya era abuelo, dos nietos, sus hijos viviendo en otro estado y allí se acabó el reporte. Las horas se pasaron en comer, beber y conversar de los momentos juntos, de la universidad, del quedarse a dormir en casa, de cuánto tiempo tomabas para darte una ducha, y luego de secarte, poner talco entre las piernas, y los perfumes diferentes que usabas, para las axilas, para los genitales y el trasero, para el pecho, para el rostro. La conversación se redujo a los dos, la esposa se fué a visitar a la vecina, que la necesitaba. Ni se dieron cuenta que partió.Tomados de la mano siguieron los recuerdos, el tiempo se detuvo y regresó hasta los momentos de juventud que corrían rápido dentro de las venas y fueron entibiados en el cerebro. Los cuerpos se acercaron y se fundieron en un abrazo fuerte, sellado por un beso, largo, apasionado, que llevó la energía de casi 35 años de espera.

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