Ver desde lejos los puentes que se entrecruzan antes de entrar a la ciudad, y los edificios del centro de Baltimore, por alguna razon desconocida por mi conciente, pusieron nostalgia en mi corazon. Manejar a lo largo de la Pratt, ver a mi izquierda el Renaissance Hotel con su extraordinario centro comercial, y a mi derecha el Inner Harbor, con sus restaurantes, me hizo recordar que hace por lo menos dos años que no visito la ciudad, a sólo una hora de distancia de donde vivo. Volví a recordar que debo de hacer un tiempo para venir a ver la exhibicion especial del acuario, las malaguas, especialmente las pequeñas, las que se encuentran a cientos de metros de profundidad en el mar y que emiten su propia luz...Debo de hacer un tiempo en mi horario, puede ser que la exhibición cambie pronto y deje de verla para siempre.
Hago una izquierda en South Broadway, una calle con bastante sabor latino, restaurantes, tiendas, lugares donde se pueden cambiar cheques y hacer giros al extranjero, grupos de desempleados en los jardines centrales esperando ser contratados por el dia, manejo unas cuadras hasta que el Johns Hopkins Hospital se descubre en toda su majestad a mi izquierda. Manejo un par de cuadras en el campus del hospital hasta llegar al edificio donde se realiza la investigacion de Cancer, entro al parqueo del edificio.
Desde que salí de casa el dia era transparente, cristalino, soleado, sin nubes. La temperatura fué gradualmente creciendo hasta llegar a los 58 Farenheit, sin viento, simplemente una suave brisa. De repente el terrible invierno que tuvimos la semana pasada dió paso a una apacible, extraordinaria primavera, aún cuando fuera por un dia, bienvenida! Las bufandas y los abrigos quedaron guardados, por hoy. Era un dia para pasearlo, disfrutarlo, fotografiarlo, vivirlo plenamente, sin apuros. Mañana es incierto. Hoy, es todo lo que tenemos. Hoy dia, mi segundo dia de primavera a mitad del invierno. Parece que tenemos de regreso nuestro efecto invernadero.
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