Regreso a casa cerca de las 2:30 pm., cansado de no haber hecho mucho. Usualmente los dias que no trabajo me cansan más que los dias que trabajo. En la mañana me fuí al sauna, luego compras para la mesa de navidad, una lámpara nueva que quiero poner en casa, disgusto por no haber comprado ayer una bolsa de chocolates belgas que vienen simulando monedas y que hoy debo pagar en otra tienda el doble de lo que pude haber pagado en Costco. En fin, estoy de regreso a casa y de repente suena el teléfono. Meto la mano izquierda al bolsillo de mi camisa, y manejo la camioneta solamente con la mano derecha. Ya hé puesto nerviosos a muchos por la costumbre de hablar por teléfono mientras manejo. No me animo tampoco a comprar el famoso blue tooth para tener las manos libres y usarlo solamente cuando estoy en el carro. Veo tu nombre en la pantalla del teléfono. Te saludo, me saludas y me haces algún comentario sobre la asignación que tienes pendiente para el miércoles. Me dices que la vas a hacer sólo, porque la chica con la que debieras trabajarla no ayuda en nada y no se le ve entusiasta a hacerlo. Comento que está bien que la hagas sólo si éso te hace sentir cómodo. Hablamos un poco más sobre asuntos de clase y luego cambias el tema. Me dices que no me viste en la escuela hoy dia y te preocupó. Te dije que los dias como hoy no voy a la escuela, que los tomo para mi, para relajarme, preparar clases, exámenes, etc., desde casa. Seguimos conversando de algunos otros temas de salud, de hipocondrías tuyas é hipocondrías mías (cómo llegamos allí?. no lo recuerdo). Finalmente me dijiste que me ibas a llamar el sábado para salir, que te gustaría salir conmigo, conversar, pasear, aprender. Cuando terminé la conversación ya había llegado a casa. Me entusiasma la idea de salir contigo, el problema es tu edad y la mía: detonante! Tampoco quiero negarme la oportunidad de conocerte. Vamos paso a paso
domingo, diciembre 19, 2010
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