viernes, diciembre 17, 2010

Nuevo II


Me sorprendió tu llamada la tarde del sabado. Estaba recostado sobre mi sofá viendo las nuevas cortinas que puse en la sala cuando suena mi celular y no reconozco el número que me llama. Por lo regular mi celular es solamente usado por personas muy cercanas, y todos se encuentran identificados. No reconozco tu voz, hay mucho ruido en el ambiente, música, un niño que llora, un diálogo en voz alta, probablemente de televisión y aparentemente tú hablando por el speaker. Te identificas, y me sobresalto, mi corazón da un vuelco y te pregunto cómo puedo ayudar. Me dices que simplemente querías saludar y conversar unos minutos. Me hablas de la clase que tuvimos ayer viernes, que tu carro se ha malogrado, problemas de la transmisión, y que has estado usando la camioneta de tu mamá; me dices que me tienes en speaker porque tienes las manos ocupadas. No lo dices, pero me parece que estás cocinando, escucho chisporreteos de fritura. Me añades que vas a ver a un amigo por su cumpleaños. Me pides que por favor hable con tu madre, porque ella quiere hablar conmigo.
Converso con tu madre quien se encuentra excesivamente emocionada. Me cuenta que hablas de mí constantemente, que ellos se encuentran contentos de tenerte estudiando y que estás rindiendo bien, que no necesita decirte que hagas las tareas cuando llegas a casa, que de tu propia voluntad empiezas a estudiar y que has cambiado muchísimo, para bien. Me alegra. Me despido de ella y tu tomas nuevamente la conversación. Quedamos que en algún momento, algún sábado vamos a salir juntos a conversar. Me dices que tienes mucho que hablar conmigo

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