Fe

El desayuno está siendo preparado. Ella siente el aroma de la avena con canela y trozos de manzana que está hirviendo en la cocina. No necesita levantarse temprano, pero lo hace envuelta en su bata blanca de felpa, ésa que compró en Victoria Secrets la última vez que fué al Centro Comercial. Manuela ya hábilmente ha hecho la lonchera de los muchachos para que lleven al colegio. Una botella de jugo, dos sánguches de carne asada y una manzana para cada uno. Sobre la mesa estan los huevos revueltos y se van poniendo las tazas de avena. Así lo ha dispuesto ella, se lo ha dicho a Manuela veinte veces, porque es difícil de aprender la chola, no una mazamorra de avena, sino una bebida de avena, con cuerpo y sabor, con frutas, a veces con chocolate, a veces con leche. Los muchachos entran a la mesa de desayuno de la cocina y la puerta de vaivén sigue moviéndose aún después que ellos han pasado. Manuela en su delantal los saluda. La madre les da un beso en la frente y les pide que no se olviden de dar gracias a Dios por los alimentos.

Joaquin ya casi termina la primaria y es el mas alto de su clase. Sus ojos azules, diáfanos miran la mesa con ganas de comerse todo. Eso de crecer aceleradamente le da mucha hambre, constantemente. Se sirve una buena porción de huevos revueltos mientras mueve la cabeza a un lado para arreglar un mechón de pelo rubio que le ha caído sobre los ojos, y pregunta porqué no hay tocinos. Porque estás comiendo mucha grasa y te va a empezar a molestar el acné, le responde su madre, cerrando la bata que se le empieza a abrir en el pecho empezando a mostrar su desnudez.

Alfonso pregunta si puede tener jugo en lugar de avena. Todos los dias avena!, reclama, y huevos! añade. Puedo tener un pedazo de la torta de chocolate de ayer?. Sus ojos verdes implorantes siempre terminan por conquistar a su madre, quien juega un rato con sus crespos cenizos, no tan rubios como los de su hermano.

Maletin en mano, enfundado en su impecable terno gris entra el padre y saluda a la familia. Buenos dias, le responden a coro. Manuela te ha preparado algo ligero, un jugo de papaya y claras de huevo en pan integral. Debes bajar de peso amor, le dice mientras le da un beso en la mejilla y le soba la panza que cada dia va creciendo porque ella sabe que él no se mide en comer mientras está fuera de casa y nunca hace ejercicios. Se parece un poco al actor cómico ése Danny De Vito, así de pequeño. Ella es mas alta que él, sin tacos. Con tacos, en las reuniones, él le llega al hombro y de alguna manera se les vé disparejos, el con su piel mas que bronceada por su ascendencia india y ella mestiza-blanca.

Los vé salir juntos y entrar al auto. El chofer les abre la puerta mientras se instalan en él. La misma rutina de todos los dias, llevar primero a los niños y luego al señor a la oficina. Hoy dia debe regresar por la señora. Usualmente ella maneja su carro, pero hoy es primer viernes y tiene que llevarla a la iglesia, con las flores para la virgen y esperarla de pie, al lado de la puerta abierta mientras ella se despide de sus amigas de la Cofradia de la Virgen del Perpetuo Socorro.

La iglesia ocupó su tiempo toda la mañana. El arreglo del altar, cambiarle el vestido a la virgen, las canastas de flores, encender las velas, rezar el rosario y escuchar la misa del padre Alegria. La conversación con las amigas aunque entretenida puede resultar cansadora. Sin embargo, ése cansancio se le pasó frente al muchacho que tiene al frente. Viene mochileando desde Pennsylvania, ha tomado un año de vacaciones para conocer el mundo antes de graduarse. Se queda una semana en la ciudad, para hacer turismo y luego sigue rumbo al sur. Se conocieron mientras él visitaba las iglesias. A ella le llamó la atención su tipo, exactamente como le gusta, altos, fornidos, cabellos y ojos claros. Una bendición de Dios! justo en su semana de ovulación, ahora que ella pensaba en tener un tercer hijo, ojalá sea una nena.