lunes, junio 22, 2009

Cortocicuito


Su rostro perfecto tiene una luz especial cada vez que sonrie. Los dientes blancos, todos iguales, de tamaño mediano ayudan en ésa cara de niño engreido sobre un cuerpo de hombre. Muy deportista, siempre lo fué, destacó en atletismo, en natación, fué miembro del equipo de futbol del colegio durante la secundaria y el capitán que los llevó a la victoria del estado en el último año. De inteligencia promedio, en el colegio de mas clase de la ciudad. Su chica, una de las mas bonitas del sitio, hija de un próspero industrial. Le podría pedir más a la vida?

Le tocaba el ingreso a la universidad, y escogió una Ivy League. Sabía que no podría ingresar con las calificaciones que tiene. Esas universidades son muy exigentes, pero también quería que su nombre estuviera impreso en uno de esos cartones profesionales con el prestigio de la Universidad de sus sueños. El mundo le quedaría chico! Su profesión, su esposa, heredera de una fortuna industrial (sí, él ya se había hecho la idea que Becka sería su esposa, y se esforzaba en complacerla, especialmente en los momentos de intimidad, donde su cuerpo atlético respondía al máximo y hacía explosionar en la cabeza de ella todos los juegos pirotécnicos del mundo, Disney, Año Nuevo, Navidad, 04 de Julio, todos juntos!). Decidió entonces irse a ésa universidad a estudiar un semestre de preparación, arreglar mejor sus calificaciones, conocer profesores y ver su ingreso también por el lado deportivo. No tuvo suerte al inicio, cuando presentó sus documentos, los mejores del pais quieren estudiar allí y la competencia es tremenda! Se despidió de Becka y le prometió fidelidad.

La entrega a los estudios fué total, sin embargo las notas de los examenes no eran las que él esperaba. La universidad siempre exigía más. Su atractivo físico lo hacia blanco de las chicas en el campus. Ellas querían sentirlo, se imaginaban cómo sería si..., hasta entraban en las duchas del gimnasio cuando se estaba bañando! Fué difícil quitárselas de encima, algunas corrieron rumores que era maricon. No hubo quien confirmara los chismorreos, no le importaba. De regreso en su dormitorio, a veces la soledad pesaba demasiado y Becka no contestaba sus mensajes. Probablemente porque muchas veces él no podia contestar el telefono porque estaba en clases. La diferencia horaria era un problema y Becka siempre ha sido caprichosa. En las noches, al apagar la luz, pensaba en ella, dejaba volar la imaginación y la sentía a su lado, respirándole en el oido, susurrandole, jadeando, sentía las gotas de sudor de su pecho resbalando y humedeciendo su propio torax. Becka lo hacía feliz, y él tenía que buscar una toalla en el baño para limpiar la evidencia del encuentro.

Los meses corrieron rápido y los examenes finales los dió todos. No esperó los resultados, partió el sábado de regreso a casa. Llamaría desde allá para saber los resultados, disfrutaría unas buenas vacaciones de verano y estaría listo para regresar a la universidad en el otoño, ésta vez como un estudiante oficial de la misma. Las tres horas de vuelo le parecieron minutos.

Su padre lo recogió en el aeropuerto y lo ayudó con su equipaje. No trajo todo, tenía ropa en casa. Su cuarto en la universidad lo seguiría pagando porque estaba bien localizado y no lo quería perder. Se te ve muy bien, le dijo el padre. Tu tambien te ves muy bien, le respondió, hasta mas joven, y has bajado de peso. Si, hay cosas que han pasado en la vida y tu ya eres mayor para entender, de manera que de camino a casa te lo cuento. Se enteró que su padre tenía un affair con su secretaria, realmente no era un affair, ya había planeado dejar la casa y pedir el divorcio. A tu madre no le faltará nada, a ustedes tampoco, yo salgo de la casa, le oyó decir, y después ya no le oyó mas. Su mente se fué sumiento en un vacío obscuro, profundo, a donde llegaba, como si a lo lejos las palabras no entendibles del padre, de vez en cuando su risa... Vas a bajar? ya llegamos! le dijo el padre que ya estaba fuera del auto, al lado de su puerta, con las maletas en la mano. La madre lo recibió con la alegria que solamente una madre sabe mostrar cuando recibe al hijo que llega de lejos. El la abrazó fuerte, muy fuerte, un abrazo que contenía apoyo y compasión por lo que pronto iba a ocurrir . Llamó a Becka después de la cena, le contestó su madre, le dijo que estaba en la playa, con unas amigas, que regresaba mañana, que podía venir a verla alrededor de las 6 de la tarde, que lo iban a estar esperando.

No podía creer lo que estaba escuchando, alli, en casa de Becka, en la biblioteca, donde tantas veces habían hecho el amor a escondidas, escuchando a Edith Piaf é Ives Montand (ella tenía una debilidad por los cantantes franceses de la época de sus padres). Becka le decía que ella no había podido manejar la soledad, que Enrique, el amigo de ambos, de 13 años de colegio, y su compañero de selección de futbol por cuatro años, había sido muy cortés con ella durante el tiempo que él pasó en la Universidad en la costa oeste y que el amor había surgido entre ellos. Ella amaba a Enrique y no podía continuar con él. Esa noche no pudo dormir, demasiadas emociones durante las últimas 24 horas. Mordió su almohada y lloró sobre ella. Las maldiciones que su boca quizo proferir se quedaron atragantadas en su garganta llena de sollozos.

Se despertó tarde, casi la hora de almuerzo. Desde su dormitorio marcó el teléfono de la Universidad. Pidió hablar con secretaría de admisión y les dió su número de inscripción. Tuvo un puntaje de 794, le dijo muy amablemente la voz femenina que le contestó. El último de la lista de ingresos tuvo un puntaje de 824. Espero que tenga suerte la próxima vez, añadió y colgó.

Su madre tocó la puerta del dormitorio para llamarlo a almorzar. No contestó. Volvió a tocar insistentemente y en voz alta. Silencio. Con ayuda de Gregorio, el muchacho que les ayudaba en todas las cosas de la casa abrieron la puerta a puntapiés. Allí estaba él tendido sobre el piso, como una marioneta a la que se le han cortado los hilos. Una botella de insecticida órganofosforado caído cerca de su mano derecha. A veces, acontecimientos de la vida provocan cortocircuitos de conciencia...

4 comentarios:

TitoCarlos dijo...

Si es que no se puede planificar la vida de esa forma (ni de ninguna). La vida planificada depende de todos los que tienes alrededor, y éstos pueden cambiar de opinión en cualquier momento.
Soy partidario de tener un punto fijo en el horizonte, y día a día planificar como mucho el día siguiente, dirigiéndose hacia ese punto final, que a veces se desplaza hacia un lado y otras veces se acerca o aleja.
La fidelidad, es una planificación a largo plazo que no sirve de nada sin el compromiso del otro. Si uno falla, da sensación de tiempo perdido, de decepción y angustia.

Glamourous. dijo...

Bueno, ni que decir, sabes, yo vivi un caso parecido, por medio de una de mis mejores y entrañables amigas, me recordo mucho el caso.
en fin Qquerido, por eso no hay nada como tener a tu amante al lado.
Unos besos para ti.

Damian dijo...

muy triste historia, me recuerda mi universidad aaaaaa

Malacay dijo...

Joder cualquier día es un buen día para morir