Es interesante ver como la Iglesia Bautista del Sur, la iglesia mormona, la
iglesia ortodoxa de Georgia y de Rusia, y otras instituciones que sería largo
enumerar, han instilado entre sus miembros un odio abierto y activo, compatible
con la paranoia, contra la homosexualidad y la comunidad homosexual. ¿Cómo se
logra ésto?
De repente, vale la pena recordar la novela de Aldous Huxley, un Mundo
Feliz (a Brave New World), donde el condicionamiento clásico de Pavlov es usado
para crear la vision distópica de una sociedad poblada por zombies programados
y fácilmente controlados. El condicionamiento se inicia en los centros
especiales de condicionamiento llamados de “romper
el cascarón”, donde reciben electroshocks cada vez que se les muestran
flores y libros.
William Sargant, en su libro La
Batalla por la conquista de la Mente (de 1957) : Fisiología de Conversión y Lavado Cerebral, argumenta que los
líderes religiosos influyentes usan técnicas Pavlovianas para crear celo y
fanatismo religioso. Se aterroriza psicológicamente a la gente dando sermones
extensos sobre los castigos y el infierno, y luego se les alivia la ansiedad
ofreciéndoles las delicias del cielo, los líderes religiosos convierten a la
gente en asiduos receptores de mensajes religiosos por lo que son fáciles de
controlar. Sargent dice, “los humanos más
amables y generosos de hecho han sido condicionados…a cometer actos que pueden
parecer horribles en retrospectiva…mucha gente que de otra manera podría ser
calificada como sensible, se adhiere y acepta puntos de vista crueles…”
En 1963, el experimento
Milgram (que se ejecutó a propósito del juicio del criminal nazi Adolf
Eichmann) mostró que una persona en
posición de autoridad puede persuadir a quienes se encuentran bajo su
influencia a realmente torturar voluntariamente a otros, administrando gradualmente
mayores shocks electricos, llegando hasta la administración mortal de 450
voltios.
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