lunes, enero 21, 2008
Digno de Confianza
Hay muchas virtudes que buscamos adquirir para enriquecer nuestra vida, aunque ciertamente los virtuosos no tienen las cuentas bancarias gordas y jugosas, muy por el contrario. El enriquecimiento al que me refiero tiene que ver con lo no corporeo, casi metafísico, aún espiritual que los filósofos griegos buscaban para enaltecer al hombre. No sólo ellos, tambien los sufis hindues y los teologos como Ignacio de Loyola hacen de la incorporación de éstas virtudes en nuestras vidas una necesidad para demostrar nuestra herencia divina y nuestra aspiración a una perfeccion.
Hablamos de la necesidad de amar y establecer puentes de concordia y ayuda mas que limites de separación. Hablamos del dar, otorgar, ofrecer, mas que el recibir y acumular egoistamente. Se nos enseña la honestidad tanto como el ser veraz y el orden tanto como la limpieza. Se elogia el ser responsable en lo asignado, enfrentando las consecuencias de nuestras propias acciones. La puntualidad pasa a formar parte de las virtudes tanto como la palabra otorgada. Para un hombre virtuoso no hay contrato firmado que valga mas que su palabra. Cuando se van desarrollando todas estas cosas nos damos cuenta que hay un deseo de superación, de ser mejor cada dia, y cuenta ésto como otra virtud. El deseo de superación, sin embargo, viene acompañado en un alma que tiene amor, del respeto al derecho de los demás y ya no se trata que para "amasar" dinero hay que "hacer harina" a los demas. Y, si se tiene respeto al derecho de los demás, por supuesto hay que tener respeto a la ley y los reglamentos, y nos detenemos en la luz roja aunque no haya nadie que nos mire.
De todas las anteriores virtudes hay una que siempre me he preocupado por tener y es ser digno de confianza. No ser digno de la confianza de alguien, especialmente un amigo ó un familiar, me parece la mas terrible derrota que puedo enfrentar. Un padre puede amar mucho a su hijo, pero puede ser que no le tenga confianza. Una esposa puede no tenerle confianza al conyuge, y ése es el primer paso del descalabro en esa familia.
Es de mayor valor ser digno de confianza que ser amado.
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