Paso rápido por la esquina en la que esperas al bus, tratando inútilmente de mantenerte seco bajo la estrecha caseta del paradero. Llueve a cántaros y te estás mojando. Me compadezco, doy la vuelta en U y decido que voy a ofrecerte llevar a dondequiera que vayas, no debe ser muy lejos.
Agradeces mi ofrecimiento y entras rápido en la camioneta, estás completamente mojado, me dices que has perdido el bus que normalmente tomas y decidiste venir a éste otro paradero, no sabes el horario de éste bus, vas al trabajo, cerca del Hospital. No hay que desviarse mucho de mi ruta. Estoy yendo a casa y el hospital está a mitad de camino. Me cuentas que eres de centroamérica. Veo tu piel blanca, tus ojos claros, tus rasgos finos y me pregunto cómo los centroamericanos tienen éstas facciones? Conversamos de tu trabajo, de
tus anhelos, tus metas. En segundos nos conocemos. Cuando te dejo en el trabajo me pides el teléfono para continuar la conversación en alguno de tus dias libres. No puedo negar que me has sorprendido. Físicamente, me gustas mucho
Recibo tu llamada un lunes y te digo que estoy trabajando, quieres seguir nuestra conversación. Hacemos planes para vernos cuando salga de la oficina. Te recojo y ofrezco ir a un restaurante cercano. Me preguntas si mi casa queda cerca del restaurante y me dices que mejor vayamos a casa. Tengo la leve impresión que deseas algo más que conversación y me sorprende.
En casa conversamos por algunos segundos antes de sentarnos y accidentalmente tu mano roza mi bragueta. Entiendo el mensaje, soy yo quien debe traer la acción sobre el terreno. Contesto acercándome a ti y susurrando a tu oído mientras aprieto tu sexo a través de tu pantalón. Es ésto lo que quieres?, pregunto; susurras respondiendo afirmativamente. Miro mi reflejo en tus iris verdosos y veo temblar tus labios. Te abrazo y respondes con firmeza, con ansia, con deseo. Desabotono tu camisa mientras tu desabotonas la mia. Los pantalones caen y pronto dos cuerpos desnudos se envuelven en un nudo sobre la alfombra. No hay tiempo de subir el dormitorio. De repente te paralizas. No hay nadie?, me preguntas. No hay nadie, respondo, vivo solo. Continuas frenético en tus besos, tus caricias, sabiendo que estamos solos. Ascendemos al jardin del placer y nos susurramos palabras dulces. Cuando la lucha termina, nos miramos, conversamos y me dices que es el momento de llevarte de regreso. Me confiesas que tienes un compromiso, que eres tú quien va a llamar para un nuevo encuentro. Prometo que no voy a marcar tu número
Agradeces mi ofrecimiento y entras rápido en la camioneta, estás completamente mojado, me dices que has perdido el bus que normalmente tomas y decidiste venir a éste otro paradero, no sabes el horario de éste bus, vas al trabajo, cerca del Hospital. No hay que desviarse mucho de mi ruta. Estoy yendo a casa y el hospital está a mitad de camino. Me cuentas que eres de centroamérica. Veo tu piel blanca, tus ojos claros, tus rasgos finos y me pregunto cómo los centroamericanos tienen éstas facciones? Conversamos de tu trabajo, de
tus anhelos, tus metas. En segundos nos conocemos. Cuando te dejo en el trabajo me pides el teléfono para continuar la conversación en alguno de tus dias libres. No puedo negar que me has sorprendido. Físicamente, me gustas mucho
Recibo tu llamada un lunes y te digo que estoy trabajando, quieres seguir nuestra conversación. Hacemos planes para vernos cuando salga de la oficina. Te recojo y ofrezco ir a un restaurante cercano. Me preguntas si mi casa queda cerca del restaurante y me dices que mejor vayamos a casa. Tengo la leve impresión que deseas algo más que conversación y me sorprende.
En casa conversamos por algunos segundos antes de sentarnos y accidentalmente tu mano roza mi bragueta. Entiendo el mensaje, soy yo quien debe traer la acción sobre el terreno. Contesto acercándome a ti y susurrando a tu oído mientras aprieto tu sexo a través de tu pantalón. Es ésto lo que quieres?, pregunto; susurras respondiendo afirmativamente. Miro mi reflejo en tus iris verdosos y veo temblar tus labios. Te abrazo y respondes con firmeza, con ansia, con deseo. Desabotono tu camisa mientras tu desabotonas la mia. Los pantalones caen y pronto dos cuerpos desnudos se envuelven en un nudo sobre la alfombra. No hay tiempo de subir el dormitorio. De repente te paralizas. No hay nadie?, me preguntas. No hay nadie, respondo, vivo solo. Continuas frenético en tus besos, tus caricias, sabiendo que estamos solos. Ascendemos al jardin del placer y nos susurramos palabras dulces. Cuando la lucha termina, nos miramos, conversamos y me dices que es el momento de llevarte de regreso. Me confiesas que tienes un compromiso, que eres tú quien va a llamar para un nuevo encuentro. Prometo que no voy a marcar tu número
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