Te observé completamente en todo tu esplendor, tu metro
ochenta de estatura desparramado sobre mi cama queen size, las colchas en el
piso, estorban cuando estás en actividad y producen demasiado calor.No quieres
tener calor cuando estás en actividad, sudas mucho. A mi, una piel sudorosa,
mojada, como salida de la tina de baño, me quita toda la inspiración.
Hay gente
que le gusta la humedad. Hay otros a quienes le gustan los olores. Para mi, la
piel debe oler a limpio, ó a loción después del baño, no necesariamente
perfume.
Decía que te observé completamente en todo tu esplendor,
desparramado sobre mi cama queen size. Tu cuerpo delgado, blanco, con poco
vello, y apenas mostrando pelos adolescentes en las axilas y en el pubis. Tu
“chiquitín”, sí que es gigantón, blanco, grueso, no circuncidado, que muestra
un glande grande y rojizo, como una fresa cuando se descubre. Cuando lo veo, me
da ganas de meterle un mordisco, ó bañarlo en chocolate ó crema chantilly. Hé
hecho las tres cosas… Miro tu “pectum excavatum”, sí, ¿recuerdas que así fué
como me lo presentaste la primera vez que te desnudaste delante de mi?. Una
hendidura en tu esternón, un defecto de nacimiento que no te afecta en absoluto,
pero que te da verguenza mostrarlo en la playa ó en la piscina, razón por lo
que no vas a ninguno de ésos dos lugares.
¿Cuánto tiempo que nos conocemos? Los dos años de tu
carrera de enfermería técnica. Fuiste mi alumno en la primera clase que tomaste
en la Universidad, y viniste a hacerme preguntas luego de clase. Me gustaría
decir que hicimos “click” inmediatamente, creo que así pasó. En la segunda
clase tuviste preguntas también. En los examenes peleaste por los pocos puntos
que perdiste. Tanto venías a verme que una vez salimos a almorzar. A la semana
siguiente te tuve en mi cama, y me acompañaste en ella cada vez que tenías
tiempo los dias de semana, y de todas maneras los fines de semana. Gran compañia.
Extraordinario disfrute. Esos momentos también eran propicios para hablar un
poco de la carrera, explicarte cualquier cosa que no entendías en mi curso ó en
otros cursos, y de vez en cuando hablar con otros profesores en favor tuyo. No
que necesitaras ayuda, eres muy inteligente, pero te gusta sentirte seguro.
No me puedo quejar, han sido dos años extraordinarios para
mi. Mañana te gradúas. De repente me haces la pregunta, “¿vas a ir a la ceremonia de graduación mañana?”. Te respondo que
sí, que planeo asistir, que me gustaría conocer a tus padres. “Te voy a presentar a mi novia también”.
Lo dijiste de un momento a otro, rápido, enérgico. Me tomaste desprevenido, no
supe que contestar, me quedé con la mente en blanco y sin palabras en la boca
por algunos minutos. Puedo hasta decir que sentí que las piernas me flaquearon.
Me senté en la cama y te contesté que bueno, que me gustaría. ¿Estaba siendo
honesto conmigo mismo? Nunca supe de la existencia de ninguna “novia” durante
todos éstos años. En ninguna de nuestras multiples salidas lo mencionaste, y
ahora, me lo dices?
Me recuesto al lado tuyo, siento mi piel cerca de tu
piel, te acaricio la cabeza, te miro a los ojos, y por primera vez te digo una
mentira. Te digo que acabo de recordar que el Decano de la Facultad me ha dado
una asignación que había olvidado y que debo entregar el lunes. Voy a pasar el
fin de semana hacienda ésta presentación. Te pido que me disculpes, no voy a
poder asistir. “Está bien”, me dices,
“me hubiera gustado que lo hubiéramos
celebrado juntos. Es también tu obra”.
Entiendo que así es. Pero también entiendo de la
existencia de una novia, y no quiero ser estorbo en tu felicidad. Te gradúas y
vas a iniciar tu vida profesional. Probablemente tienes un plan de vida del que
no habíamos hablado. Creo que hoy dia será nuestro ultimo dia juntos. Te
abrazo, y siento tu respiración al lado de mi cuello. Esta familiar sensación
ya no la tendré jamás, acabo de enterarme de tu bisexualidad.
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