Había hecho un comentario sobre lo bien que se te ve, y
realmente estás espectacular, con tu pelo corto, tus ojos claros, tu pantalón
talla 30 y ésa camiseta negra de botones y cuello “V”. El negro realmente queda
bien sobre tu piel blanca. Estás bien!
- - Es la ropa barata que compro en H & M,
me agregas. Yo te respondo que no se trata de la ropa, se trata de la “percha”,
y te explico que éso significa que eres tú el que resalta a la ropa y no al
revés. A veces no me doy cuenta que mis dichos Sudamericanos no se entienden
bien entre la gente de Centroamérica.
Te escucho melancólico, triste, y entiendo tu pesar. Hace
un año que encontraron eras positivo al virus de la inmunodeficiencia humana, y
en muchas maneras éso ha cambiado tu vida. Tu alegría natural aparece, y
desaparece, en “ondas”. Luces una sonrisa que no tiene significado. De muchas
maneras crees que vives con una sentencia de muerte, ¿acaso no nos pasa a
todos? Durante el año que ha pasado me has visitado casi cada domingo. Sé que
vienes por tu dosis de optimismo. Hoy, sin embargo, te noto más pesaroso que
nunca.
- - A mi mama le han encontrado cancer de seno,
me lo dices de repente. En dos semanas empiezan la quimioterapia, y no puedo
estar allá.
Eres ilegal en los Estados Unidos y sabes que no puedes visitar
a tu madre. Te trato de explicar lo mejor que puedo que el cancer del seno
diagnosticado a tiempo es curable. No dices nada, te recuestas en el sofa y
pones tu cabeza en mi hombro. Acaricio tu cabeza y trato de ofrecer algo de
apoyo emocional, sin palabras.
Te encuentras sólo, trabajando dia y noche para poder
pagar tu cuarto, tu comida, las mensualidades de tu carro, el seguro, tu
tratamiento, tu ropa. Tu corazón está hecho jirones con tu propio sufrimiento y
al percibir el sufrimiento de tu madre. Tienes el valor de seguir caminando,
con la cabeza en alto y la fe de que en el cielo te conocen y te van a proteger.
Admiro tu fe
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