domingo, septiembre 09, 2012

Renzo

Renzo pasó toda su vida alejado de las actividades físicas. Durante sus años de escuela sus padres lo exoneraron de toda actividad física y ésas horas las dedicaba a estudiar sus otros cursos mientras sus compañeros hacían gimnasia, nadaban ó jugaban al fútbol.

Era una fragilidad natural que lo acompañaba desde que nació. Su madre lo llevó a todos los médicos y hubo ocasiones en que hasta permitió la entrada de brujos a la casa con el fin de lograr que su pequeño enfermo recobrara la salud.. Angustias, enfermedades, desesperación era el alimento diario de la casa hasta que cumplió los 4 años.

Las dos nanas que lo llevaban a todas horas se veían acompañadas del muchacho que desinfectaba los juguetes antes que él los tomara para jugar con ellos. No habían visitas de amigos por temor a que pudieran lastimarlo en juegos simples de niños. Muchos libros de figuras, ilustraciones, fotos, eran parte de sus horas de distracción a solas. En cuanto aprendió a leer leía los textos que traían las ilustraciones.

Sus ilustraciones eran pinturas, fotografias, esculturas de hombres desnudos y las contemplaba con admiración. Conforme iba creciendo, buscaba excusas para ir al baño a solas, y en los urinales mirar de reojo a quien se encontraba en el sitio de al lado. Pronto aprendió que en los clubes a los que asistía podía ingresar a los camerinos y ver en las duchas a los muchachos desnudos duchándose luego de las competencias, él entraba siempre con la excusa de buscar el baño. Su vida transcurría normalmente en el colegio, estudiando, sacando buenas notas y teniendo amigos que lo admiraban por sus calificaciones extraordinarias. Cuando él salía con ellos al cine, siempre buscaba ir al baño en grupo y poder ver los penes de todos mientras orinaban, de reojo, de manera natural, esperando que nadie se diera cuenta, porque mientras todos orinaban, todos hablaban de la película y se miraban mientras hablaban.

Una mañana, mientras su clase hacía educación física, desde la ventana de su salón los veía jugar fútbol en la cancha. La única otra persona que se encontraba en clase era el mejor jugador de fútbol, con quien nunca había hablado, no era su amigo. Estaba lesionado y no podía jugar. El se encontraba en el otro extremo de la clase, en la pared con la otra fila de ventanas, las que dan a la calle. Se le veía ocupado escribiendo sobre su cuaderno, con el libro abierto sobre la carpeta. Renzo continuaba mirando el partido de  futbol y de vez en cuando leía el libro que quería terminar ésa semana. No hizo esfuerzos para entablar conversación. De repente, notó que el otro muchacho  tenía la mano izquierda sobre la bragueta mientras que escribía con la derecha. Disimuladamente siguió observando, esperando que el compañero no se diera cuenta. Cambió ligeramente su posición para tener a la vez la ventana en su lado derecho y observar mejor al no amigo en su lado izquierdo. Se dió cuenta de pronto que su amigo, disimuladamente bajaba el cierre de la bragueta y sacaba de su encierro el pene más grande que él haya visto en algun deportista. Y había visto muchos en los camerinos. Lentamente masajeaba el glande y descendía sus dedos por el tronco del pene.

Renzo se olvidó del partido de futbol, se olvidó de la discresión, dejó de mirar indirectamente y se puso a observar a su compañero de manera directa,mientras veía que él ya se había apartado del mundo, con la cabeza inclinada, reposando sobre su brazo derecho, observándose y disfrutando su propio placer. De pronto levanta la cabeza y lo ve, mirando directamente. Renzo trata torpemente de voltear la cabeza y simular que está siguiendo el partido de fútbol.

- Pssst! - le susurra entre dientes a los pocos segundos. Instintivamente Renzo voltea la cabeza y ve que él ya se ha bajado el pantalón a mitad de las caderas, deja el pene al descubierto por completo y lo agita suavemente mientras continúa sentado. La confusión se apodera de la mente de Renzo, todo está en blanco, ó negro, no tiene pensamientos , han huído en tropel, vuelve a mirar por la ventana y trata de ver el partido de fútbol, pero de repente no sabe lo que allí ocurre. Su corazón late fuertemente y tiene que morderlo para que no se le salga por la boca.

- Psss!, vuelve a escuchar. No hace caso.

- Pssst!, por tercera vez. Voltea para ver a su compañero y ve que con el dedo le hace la señal de que vaya a su lado. No sabe que hacer. El dedo insiste. Sin voluntad, se deja capturar y va. Ya cerca a él, cautivado por la presencia del enorme pene, con los ojos hipnóticamente fijos en él, piensa que debe preguntar "para qué me llamas?" , pregunta estúpida, pero no sabe cómo reaccionar. Sabe las definiciones de número atómico y todas las fórmulas de cinética, pero no sabe cómo actuar en éste momento. Siente que le agarran el brazo y ponen su mano sobre el pene. Cierra el puño. Instintivo, quiere agarrar un pene que no es suyo, pero a la vez se rehusa, la otra mano insiste y a él no le queda sino abrir los dedos y apretar el pene prestado. Lo siente caliente. Nunca se había percatado de la tibieza del pene cuando él se masturba. Este pene, el del mejor jugador de fútbol de su clase está caliente, palpita en sus manos. Rítmicamente, la otra mano dirige su mano en subidas y bajadas hasta que lo deja hacerlo por sí, sin obligación, por placer. Lentamente, va sintiendo placer, siente cosquillas en su propio glande, aunque nadie se lo toca. De pronto, siente que su amigo le empuja la cabeza contra el pene, trata de rechazar lo que ocurre, su mejilla roza el pene y él descubre una nueva sensación. La mano insiste, el siente que el glande roza sus labios, voluntariamente entreabre la boca y lentamente deja que el glande pase, poco a poco dentro de su boca.

Acaba de descubrir una nueva amistad y una nueva etapa en su vida hasta ahora frágil y solitaria.

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