miércoles, mayo 12, 2010

Gimnasio


Salí de las duchas y me dirigí al locker donde había dejado la mochila con mis toallas y ropa.
Encontré los cierres de la mochila abiertos y dudé que los hubiera dejado cerrados, de repente una idea golpeó mi cerebro, han abierto el locker! Y era facil abrirlo porque no tenía candado. En los siete años que asisto al gimnasio, probablemente el mejor del pequeño pueblo donde vivo, no necesité poner candado. Mucha de la gente que frecuenta el gimnasio tampoco lo hace, a pesar de las múltiples advertencias de recientes robos.
Busqué los bolsillos de mi camisa, allí estaba mi celular. Busqué los bolsillos de mi pantalón, los cinco dolares que puse habían desaparecido, en el otro bolsillo también habían desaparecido las llaves de mi carro. Mi mente se llenó de un pánico inexplicable. No sabía exactamente que hacer. Queria quedarme dentro del gimnasio, de alguna manera protegido, pero también necesitaba salir al estacionamiento a ver que había ocurrido con el carro. Me vestí rápidamente. Me puse camisa y pantalon, casi sin secarme y dejé mi ropa interior en la mochila. Bajé al tercer piso, donde había dejado estacionada la camioneta. Al verla, se me vino el alma al cuerpo, y empecé a pensar en que debía de ir a casa de mi padre a buscar el duplicado. Al acercarme al carro, por las ventanas vi que el interior estaba hecho un revoltijo. Abrí la puerta, sin seguro. Entonces me dí cuenta que habían localizado el carro usando el boton rojo de emergencia con el que se cierra y abre a distancia. Busqué debajo del asiento del chofer, alli había dejado mi billetera, con dinero y tarjetas de crédito. La encontré, con todo su contenido, no la habían encontrado. En el asiento del chofer dejaron las llaves.
Llamé por telefono a un amigo, para sentirme acompañado y confortado.
Regresé a casa, llamé por teléfono a la policia. El oficial llegó a mi casa una hora después, me tomó la declaración de lo que había ocurrido. Fué a inspeccionar el carro. Me dijo que iba a ser dificil tomar huellas digitales y que el gasto y daños al carro por la polvareda que eso ocasiona no valía la pena por los cinco dolares que había perdido. Añadió 'cuente sus bendiciones'. Y tenía razon.
Lo que me preocupa es que los Estados Unidos se está volviendo inseguro.

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