Se solucionó el problema del shutdown en los Estados Unidos, pero los efectos de las dos semanas de cierre del gobierno federal tienen consecuencias personales en miles de vidas.
A
miles de miembros de la Guardia Nacional se les ha otorgado “permiso” sin goce
de pago, toda la investigación científica se ha detenido, incluída la que se
realiza en el Instituto Nacional de Salud (NIH) de Bethesda, a los técnicos se
les ha obligado salir de sus trabajos y los santuarios de vida salvaje han sido
cerrados.
En
Idaho, una mission de rescate que buscaba a una mujer de Boise se tuvo que
detener porque quienes la ejecutaban se les dió “permiso sin goce de haber”. En
Arkansas, más de 85,000 comidas para niños de bajos recursos han sido
suspendidas debido a los cortes en los programas de nutrición del gobierno; en
Connecticut, 13 programas de Jardin de la Infancia, que sirven a 320 niños han
sido cerrados.
No
todos los afectados son empleados del gobierno. Michele Sturgeon, es una
investigadora privada de la Fundación CDC que se ha visto obligada a detener su
trabajo sobre rotaviruses porque el Centro de Control y Prevención de
Enfermedades ha sido cerrado, y a su supervisor se le ha dado “permiso sin goce
de haber”.
Kaitlyn
Martin, una empleada de la Fuerza Aérea Americana en la base de Ramstein,
Alemania dice que aquellos que son responsables de los viajes de emergencia se
les ha dado “permiso sin goce de haber” y no hubo viajes disponibles mientras
duró el shutdown.
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