Me llamó por teléfono y conversamos sobre asuntos intrascendentes, las cosas que se conversan con los jóvenes que tienen todo el tiempo del mundo y son dueños de la luna. De improviso me invita a ir a su casa y por esas cosas estúpidas del momento le digo que llego alrededor de las seis de la tarde (con la puesta del sol esperada para las 4:30 PM ése dia). Digo cosas estúpidas, porque no me parece su casa un buen lugar de reunión. Reacciono a lo ilógico de mi actuación y la excuso con la idea de ser honesta, salida del corazón.
Me toma 10 minutos recorrer la última milla del camino, vueltas a la derecha y a la izquierda, nombres de calles muy parecidas: Lake Road, Lake Street, Lake Court, y Mapquest que por alguna razón no es tan eficaz como solía serlo. Llamo por teléfono 3 veces en ésos 10 minutos para redireccionar el curso. Enciendes y apagas las luces de fuera para que pueda ver la intermitencia y reconozca tu casa. El vecino tiene tantas luces de navidad en su jardin, entre sus arboles y arbustos que se me hizo difícil por un momento reconocer tu señal. Por fin estaciono frente a tu puerta.
Me recibes y tu madre está al lado tuyo. Conversamos de manera ágil, muy agradable. Le habías hablado de mi. Mientras conversamos en la sala llega tu padre, nuevamente las presentaciones de protocolo y los minutos de conversación agradable. Tu hermano viene a la cocina y pasa tangencialmente por donde estamos. Todavía está en la secundaria, y me parece que ha salido de su cuarto por la curiosidad de conocerme más que por hambre. Decido que debemos salir a comer fuera. Es la primera vez que estoy en el área, en otro estado, de manera que vamos a un restaurant mexicano cerca. Pedimos dos chimichangas, mi primera vez, tus favoritas. Conversamos bastante, reimos, pareciera que la amistad va viento en popa y cualquier cosa que ocurrirá en el futuro es cuento de hadas. Te llevo de regreso, nos despedimos, emprendo regreso a casa. Algo extraño ocurre en mi mientras manejo por la autopista. El corazón se me congela. Pierdo el interés
miércoles, enero 12, 2011
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