Nikita Jruschov, que sustituyó a Stalin en el poder
cuando este murió en 1953, sostenía que no se debía eliminar la ley 121.1,
porque su ausencia llevaría a la liberación de los presos por dicha orden, y
con ello, la homosexualidad se extendería entre el resto de la población.
Con el paso de los años, la situación se fue calmando, llegándose a permitir la existencia de una organización a favor de los derechos homosexuales en Moscú, e incluso la publicación de una revista gay, ''Tema'', dirigida por Roman Kalinin en 1989.
Sin embargo, hasta el mismo fin de la Unión Soviética en 1991, se siguió condenando a homosexuales por esta ley.
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