¿Que sabes del Kama Sutra? - fué la pregunta que salió expontánea fuera del hilo de la conversación. Sus ojos grandes, negros, inocentes le iban bien en ésa cara infantil de casi 20 años. Un perfecto Peter Pan que piensa solamente en divertirse con los niños perdidos en una tierra de nunca jamás, llena de aventuras, sirenas y piratas.
El Kama Sutra, un libro casi religioso, hindu, que habla de sexualidad y el disfrute en la variedad de poses - fué la respuesta, casi inventada. Hasta ése momento no se había dado cuenta que sabía tan poco del Kama Sutra, y sin embargo lo había escuchado tanto! Buscó rápidamente en la internet y se dió cuenta que fuera de malos chistes y precios de venta de los libros, no había artículos sobre el tema.
Continuaron surfeando y encontraron fotografias de templos en Udaipur donde las piedras talladas se convertian en cuerpos contorsionados en las mas increibles poses sexuales y hablaron un poco al respecto. El le contó que a los 15 años tuvo su primera experiencia sexual y que fué con alguien mayor, casi como tú, le faltó decir; pero dió la suficiente explicación como para darse cuenta que había una ligera insinuación en sus palabras.
Mario trató de eludir el tema sexual tan francamente abierto en el que había derivado la conversación. Muy incómodo de hablar así con el sobrino de su mejor amigo, a quien había sacado a pasear por la ciudad porque el muchacho se siente tan aburrido de estar en casa y no conocer el idioma! Aunque vino de vacaciones por unas semanas ya habían pasado meses y decidió que no iba a regresar a su pais sino quedarse a vivir como ilegal,... hasta que pueda legalizarse, así, de manera tan etérea, sin metas ni planes, como si la legalización migratoria viniera a bajar del cielo.
No pudo eludir la conversación, es más, Robertito atizó el fuego bajo el asiento. Háblame de ti, le dijo. Háblame de tu experiencia
¿Qué quieres que te diga? Que te hable de mis estudios, de mi trabajo? ¿Que te hable de mis viajes?, respondió Mario
Mi tio Pancho conversando con su primo Leandro comentaron que eres homosexual. No me gusta que la gente hable mal de otros. Tu eres muy educado, muy fino, muy cortés, pero no eres homosexual. No lo eres, verdad? Le preguntó con angustia en los ojos y una mueca de casi llanto en los labios.
No pongas las manos al fuego por mi, le contestó Mario
¿Qué quieres decir que no ponga las manos al fuego por ti?, retrucó Robertito
Quiere decir que si de repente me defiendes puedes quemarte
Se le abrieron los ojos de impresión y se le cayó la mandibula. El lapiz con el que nerviosamente tamborileaba su rodilla cayó al suelo. Yo soy de mente abierta, le dijo. Confía en mi, pero no hagas bromas con mi tio. No te entiende.
Lo abrazó fuertemente, con sus brazos de niño rodeando la espalda del hombre mas que maduro. Tu secreto está seguro conmigo le susurró.
Salieron a buscar comida, caminaron al mercado y en casa se sirvieron la ensalada, las frutas y bebidas que trajeron. Nada especial. Algo ligero.
Me duelen los pies y las piernas de tanto caminar, comentó Robertito. No solamente se refería a la caminata al mercado sino la que habían tenido por el centro de la ciudad durante todo el dia. La pasaron muy bien, visitando los lugares turisticos, conversando, tomando fotos. ¿Puedes darme un masaje a los pies? casi le suplicó.
Subieron al dormitorio. Echate sobre la cama y sácate las medias, le indicó Mario, mientras voy a lavarme las manos. Te voy a echar una crema que va a hacer maravillas con tus pies!
En sus estantes del baño encontró la crema y se entretuvo unos minutos lavandose las manos. Cuando salió del baño, lo encontró echado sobre su cama, boca abajo, completamente desnudo. Quiso decirle, solamente te dije que te sacaras las medias, pero le apenó llamarle la atención, después de todo, es tan inocente!, pensó, y no quiso estropear la relación que iniciaba con un resondrón.
¿Quieres que te de un masaje a todo el cuerpo? fué lo que mas bien le preguntó
Eso era lo que había pensado, fué la respuesta
Entonces date la vuelta, porque mejor empezamos por delante, indicó
Robertito se dió la vuelta y no tuvo verguenza de mostrar su virilidad enhiesta, grande, gorda, bastante madura para el cuerpo joven, bien formado y de musculos firmes. Me da pena, le dijo, pero se me ha parado. Espero no te importe
No te preocupes, no hay pena
Mario empezó el trabajo bastante profesionalmente. Me voy a relajar tanto que seguro me voy a dormir, dijo Robertito. Si tienes que dormir, duérmete. Un buen masaje te relaja, fué el comentario de Mario.
Las manos se deslizaban por los pies, las piernas, los muslos. Los minutos se hacian largos y placenteros y la fuerza de la juventud nunca se agotó, antes mas bien palpitaba con violencia y energia dando al pene un movimiento perceptible, ritmico, constante. A veces sus manos, concientemente o no, rozaban los testiculos cuando se deslizaban entre los muslos. Disculpa, no fué mi intención, se excusaba Mario. Robertito finalmente le dijo, no hay problema, puedes darme una masaje a todo el cuerpo, especialmente al Lingam, la zona sagrada del Kama Sutra. Electricidad corrió por las palmas de las manos de Mario y no dejó un centimetro de piel sin estimular, ventral y dorsalmente. El masaje duró mas de una hora. Lo envolvió en una toalla grande y lo dejó descansar 45 minutos. El se puso a descansar también, se encontraba realmente agotado.
¿Que tiene esa crema que has usado? fué la primera pregunta que hizo Robertito cuando decidió que ya era tiempo de terminar el descanso. Nada, es simplemente una locion humectante que puedes comprar en CVS, contestó Mario. Pues, desde hace dos horas mi amigo está parado y no se ha bajado, le dijo Robertito. Mario no supo que contestar y algo torpemente le dijo, lo siento, no creo que la crema sea la responsable. Qué quieres que haga? No sé, tu sabes, le respondió el casi niño mientras Mario le ponia la mano debajo de las toallas, entre las piernas y sentía el palpitar ritmico que habia visto durante toda la sesion. Descubrió el glande bajando el prepucio y se dió cuenta que el liquido cristalino ya había salido en abundancia y cubría con destellos diamantinos toda la punta del pene. Con suavidad, y casi reverencia lo cubrió con su boca. Robertito gemía. Una eternidad de besos continuos, profundos, en la zona genital. El disfrute era unicamente de Robertito. De repente, le dijo, quítate los pantalones y ponte a mi lado, vamos a terminar juntos! Mario se quitó atolondradamente los pantalones y el calzoncillo y puso sus genitales a disposición de Robertito quien empezó a jugar con ellos magistralmente. Esta vez sintió que su garganta se llenaba del licor masculino producido por Robertito que él quiso beber con fruicion.
Su mente sigue pensando cómo es que ésto ocurrió? ¿Quién fué el seductor?
5 comentarios:
Ufff!!!... Seguí a detalle cada frase, cada palabra, cada párrafo. Me perdí, me sumergí, me sentí robertito por unos instantes y sentí como palpitaba algo con furia bajo pantalon.....Esto es algo que sólo pueden lograr escritos como estos....
Te ha quedado sensacional...
Me da la sensación que en la mayoría de relaciones homosexuales el par seductor-seducido no existe.
Una vez mostradas las condiciones sexuales de cada uno la relación es mucho más libre y abierta entre ellos que entre heterosexuales. Es más, no creo que se pregunten cómo han llegado a ello.
ps... Mario... !!! q paciencia, q strategia tan maravillosa... jaja
lo abusaron al tio, ese robertito es un bandido se las sabe todas
Largas vacaciones, ¿eh?. Hecho de menos tus post's.
Un abrazo,
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