La ciencia, especialmente la medicina, se ha esforzado
durante toda la existencia de la humanidad a romper esquemas mentales sobre lo
que es y no es natural.
No es natural los campos de cultivo y la enorme cantidad de
cosecha cuando se usan fertilizantes y químicos adecuados.
No es natural las granjas de peces, de ganado, de aves, de
camarones, de ostras, ni las ordeñadoras.
No es natural vivir en edificios, en alturas
extremas, en modernas torres de Babel que pueden “ofender a Dios”.
No es natural el uso del jabon y del
champú, ni de cremas ni rejuvenecedores.
No es natural el uso de las medicinas, de
cirugia, quimioterapia, ni radioterapia. No es natural alargar la vida y
ofrecer nuevos estándares de vida.
No es natural salvar la vida de la madre
y del niño con el cuidado pre-natal y las cesáreas.
No es natural el nylon, ni el rayon, ni
la seda sintética.
No es natural que el hombre vuele más
alto que el águila, corra más rápido que la cheeta, o que se sumerja más
profundo que un pez.
No es natural estar cómodo en casa con
calefacción durante el invierno y aire acondicionado durante el verano.
No es natural la inseminación artificial
(su nombre mismo lo indica), ni las madres surrogadas (vientres en alquiler).
No es natural la homosexualidad ni el
matrimonio homosexual.
